Este texto se enfoca principalmente en aspectos de la primera temporada del anime, con fines narrativos. Además incluye spoilers ligeros de la trama.
Hay tres aspectos que son objeto de discusión en la evaluación de la comedia contemporánea y su validación como ''verdadero arte'' entre los circuitos de críticos (y espectadores):
1. Su capacidad de ser disruptivo, lucir totalmente diferente o que encuentre el hilo negro.
2. Su entendimiento cultural y su posición de cara al espectador medio; aquel que no tiene tiempo o interés para evaluar cosas tan técnicas como el ''timing'' (entiéndase como el ritmo para contar o iniciar el chiste), tono y remate pero que SIENTE cuando un chiste ha estado bien hecho.
3. Que sea empático y de ser posible, crítico y político.
Este último siendo una vara complicada de definir; a pesar de que las tres son cualidades sobrecalificadas que en su mayoría se usan para desestimar el poder de la comedia sobre géneros teatrales y narrativos mas sobrios.
Pero probablemente Kaguya-sama wa Kokurasetai - Tensai-tachi no Ren'ai Zunōsen (título original para Kaguya-Sama: Love is War) es la triada perfecta. Bueno, puede que la primera no tanto pero, ¿De verdad necesitamos producciones y obras que su único merito sea verse diferentes? En tiempos de la aesthetic culture, esto ya es la media, se lleva repitiendo que llevamos ya mucho tiempo con todas las historias contadas, solo tenemos que cambiar los protagonistas y la manera en que se haga. En esas dos cositas, la diferenciación y la identidad, se encuentra la obra de Aka Akasaka.
Kaguya-Sama: Love is War es la historia del Consejo Estudiantil de la Academia Schuchiin, un colegio privado de primera categoría donde mucho de su estudiantado es el hijo de alguien importante en la política, sociedad o industria del entretenimiento japonés, poco exponentes mas calificados de este estándar como Kaguya Shinomiya, hija del dueño de una multinacional. Estudiante de cuadro de honor, bella, con modales de niña rica y una frialdad preocupante.
Hasta que conoce a Miyuki Shirogane, a quién le llamaremos como debe ser: EL PRESIDENTE.
Shirogane a diferencia de la amplia mayoría de Schuchiin, no le ha tocado esa vida privilegiada y llena de frivolidades, es un estudiante que a raíz de excelentes calificaciones y una aptitud de liderazgo envidiable ha conseguido llegar a la Academia y conseguir la presidencia en su primer año. El típico amigo que ve el dormir mas con un extra que como un inamovible de lo ocupado que está queriendo validar su posición.
La vida da sus vueltas y sus pasos; Kaguya siente algo por Shirogane y viceversa. ¿El pero? Ser las dos personas más obstinadas y orgullosas que han podido pisar el Planeta Tierra. Así que han declarado una guerra por sus emociones, ¿La misión? Hacer que el contrario se declare primero.
¿Kaguya-Sama es las tres reglas?
1. La serie no pretende que lo que encandile sea la trama. Historias de gente heterosexual en la escuela queriendo demostrar su amor hay millones, más en la industria de la animación japonesa, sin duda.
¿''El hilo negro''? El armado de su edición y su estructura. Dividida por bloques de tres micro-episodios en cada capítulo, cada uno es una historia, un día y un mood diferente para nuestros personajes, algo que se hace mucho en las sitcom occidentales conocidas por la gente tipo FRIENDS o How I Met Your Mother, pero aquí es mas diferencial porque no hay un hilo conductor literal, es sólo una sucesión de hechos efectiva al permitir tener tres escalas de animo diferentes en tan solo 22 minutos y dando esa sensación de ''locura relajante'', a falta de mejores adjetivos.
2. Algo de lo que ''peca'' la industria del anime es carecer en ocasiones de una visión global (algunos llamarán eso respeto a tu industria nacional, pero en un medio tan conocido y que genera tanto dinero en todo el mundo como el anime y el manga me parece una respuesta bastante rancia) y ganas de captar a la mayor cantidad de demográficos posible, ya que también eso exige entender mejor a muchos tipos de personas y de personalidades lo cual es difícil de captar y reunir en un sólo fotograma. Increíblemente, el Consejo Estudiantiil pasa esa prueba con sobresaliente, usando a su favor lo mezquino y práctico de su argumento para potenciar a sus personajes y sus claroscuros, resultando en un cuarteto coral donde inevitablemente podrás relacionar a alguien de los tuyos como uno de estos cuatro.
Lo que me lleva a hablar de su reparto secundario: Yū Ishigami, quien funge como tesorero y es el miembro más joven. Un estudiante tímido, fanático a quedarse encerrado en su mundo y con una actitud un poco incel, pero muy afable y buena gente.
Y ella, la secretaria, la miembro kamikaze del Consejo: Chika Fujiwara. Hija de políticos, experta en música y meme del 2019, Chika es lo que deberían imprimir en los diccionarios cuando se busque el término ''alivio cómico'': Su presencia es por y para amplificar la irreverencia de esta guerra entre dos personas, una persona tan despistada que le saca canas verdes hasta al más metódico, una leyenda. Dos de las veces que mas he reído como en cinco años son su culpa.
Un cast top y de renombre en toda regla.
3. La temática y el corte le permiten poco ser activamente política, sin embargo, el hecho de tratar de ir lo mas lejos posible de aquel mal vicio de los nipones de sexualizar, establecer narrativas conservadoras y ser abiertos a temas de sexualidad se agradece un montón.
Con todo esto dicho, debería admitir que siento que el éxito crítico, de ventas y de audiencia de Kaguya-Sama viene de un lugar mucho más común, menos pretencioso pero más complicado: Simplemente da risa y te relajas al verlo. Así de fácil. Así de difícil.
Dar risa es muy difícil, hacer un buen chiste es a veces la misión mas compleja de nuestras vidas, ser vistos como una imagen de confort es un trabajo arduo, y todo lo logra. A veces parece que sin intentarlo.
Kaguya-Sama: Love is War demuestra en sus inicios que al final batallamos tanto por encontrar ese contenido que nos llene, ese que nos dejé bien parados y dando una buena impresión a nuestros colegas sobre lo inteligentes que somos, y algo que valga la pena en un mundo saturadisimo de contenido para pasar los minutos de los días de los años. Así que es muy reconfortante ver que para muchos eso se resume en visuales bonitos, una secretaria rapeando, dos personas jugando a lo de que ''los que se pelean se quieren'', que el peor terror de un hombre hetero sea imaginar a su crush diciéndole ''que bonito'' de manera despectiva y una vicepresidente tan inocente que cuando escucha la palabra ''pito'' sufre el peor ataque de risa de su vida (que pueden ver en la foto de arriba), como nosotros cuando nuestros profesores en clase decían alguna grosería o decían ''pene''. Jeje, pene.
Soy un niño de cinco años por reírme de eso.
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